Cuando estaba pequeño meditaba. Lo tenía como rutina de casi todas las tardes. Después de terminar mis tareas, o a veces sin permiso después del almuerzo. Salía a la terraza de mi casa; Bueno tengo que aclarar una cosa, mi casa era un colegio. La que era la terraza, era en realidad el patio escolar.
Fue un lugar especial y muy grande, donde encontré́ mi puesto favorito. Voy a tratar de describirlo usando mis emociones, porque las imágenes fueron muchas. Esto me dificulta recordar, como fue todo exactamente para mí.
Era como cuando me sentaba en una cama, y me acostaba enseguida teniendo los pies en el suelo. Así́ fue mi puesto favorito en esa terraza.
Cuando me acuesto y abro mis ojos, veo un cielo azul lleno de vida y sonidos. Siento un frío causado por las baldosas en mi espalda, y un calor en mis pies tocando el suelo. Comienzo a escuchar los sonidos de las aves, de los vecinos, de mi casa. Sigo viendo el cielo, como algunas aves se alinean entre ellas, siguiendo el mismo camino. Todo esto combinado con lo que mis otros sentidos lograban percibir.
Me sentía como en otro mundo, nunca lograba dormirme, pero siempre quedaba como bobo 🙃. En ese momento estaba de verdad muy relajado.
Es exactamente lo que siento ahora cuando practico la meditación. Desde niño lo hice. Tener un tiempo conmigo mismo.